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A ti, mi ángel del cielo






Dicen que hay ángeles entre nosotros y que todo el tiempo nos los encontramos cuando alguien nos hacen un favor en la calle, cuando en un momento de emergencia alguien, que no te conoce, te ayuda o tú mismo puedes ser ese ángel cuando sin pensarlo le extiendes la mano a otra persona para ayudarla sin esperar nada a cambio.





En esta oportunidad quiero hablar de mi ángel, un ángel que al sentir su presencia a tu alrededor te da la misma sensación que experimentas cuando te paras a admirar el atardecer o disfrutar la belleza del mar y a observar su majestuosidad pero a la vez su serenidad frente al horizonte que parece infinito.


Mi ángel se llama Lidia de Vides, más conocida como “La licenciada de Vides” o como cariñosamente algunos le llaman “La Lic”. Una mujer fuerte y valiente, bondadosa, recta, divertida y sobretodo una mujer de fe. Algunas veces enojada y otras demasiado tranquila. Sentir la presencia de mi ángel es sentir un momento de paz, es saber que donde esté me está escuchando y no me juzga. Mi ángel fue para muchos su confidente y esa amiga sincera con la cual siempre pudieron contar y ahora no va a ser excepción ahora estará siempre con ellos y conmigo.





Nunca había conocido un amor tan incondicional como el de ella. Su historia empieza en una cálida familia siendo esa bebé gordita con rulos brillantes y sonrisa gigante. Lidia creció siendo una joven de bien gracias al esfuerzo de su madre y de sus seres queridos, hasta convertirse en quién inició esta pequeña nueva familia, junto a su esposo Erasmo.






Recibieron en el mundo a su primer hijo: Carlitos. Su felicidad fue plena, siendo madre primeriza y mientras terminaba la Universidad. Cuando su hijito cumplió 6 años, ella recibió su título de Abogada y Notaria, simple y sencillamente porque se lo había propuesto y logró su meta. Ella siempre tan disciplinada.





11 años más tarde, llega esta pequeña traviesa: Paolita o como ella la llamaba “su muñequita linda” (si, soy yo jeje) y con tanto amor y entrega dio todo para que a sus hijos crecieran en un hogar lleno de alegría, paz y sobre todo lleno de fe en Dios. La educación sin duda, su mejor herencia. Los valores con los que los crió son los que hasta la fecha sus sus hijos llevan tatuados en alma y corazón. Como su amor hacia ella.


No puedo explicar lo orgullosa que estoy de ella. Una mujer que lo que se proponía lo cumplía, una mujer que nunca dejó de estudiar y de aprender. A los casi 50 años se preparó para ser Logoterapeuta y Orientadora Familiar, solo porque cuando los clientes de la oficina de Notariado llegaban le contaban sus problemas y ella quería dar mejores consejos y ayudarlos de una mejor manera, un asesoramiento integral.




Desde muy joven inició su misión en la Iglesia, siempre muy activa, dando catequesis, evangelizando, en las posaditas y hasta en la cafetería parroquial practicando habilidades de mesera. En la casa de los Vides Díaz siempre había gente por su activa participación en la parroquia y por su carisma de líder que atraía la gente del pueblo. Siempre estábamos unidos a tanta gente por su labor y su activa participación en la Parroquia Se convirtió con cariño en “la hermanita Lidia” siempre apoyando y dejando huella en todo aquel que la conocía. Una buena persona, no importando la circunstancia y siempre brindándole amor al prójimo.


Su oficina en casa fue una de las primeras oficinas de Abogados en el pueblo. Poco a poco fue dándose a conocer y hoy muchas personas le tienen gran aprecio porque en algún momento les ayudó transmitiendoles esa confianza que solo un ángel puede transmitir,. Sobretodo en temas de leyes y asuntos complejos. Su trabajo siempre fue una prioridad no porque fuese codiciosa o porque quisiera lujos, sino porque siempre quería dar lo mejor de sí misma para los demás y para que a su familia nunca le faltara nada. Era un ejemplo de la frase “predica con el ejemplo”.



Sus hijos siempre fuimos su razón. Siempre tratamos de hacerla sentir orgullosa, porque sabíamos que todo lo que hoy somos es por ella. Mi hermano y yo compartimos, de buena manera, entre nosotros para sacarle sonrisas de orgullo y satisfacción. Cada logro que Carlos y yo conseguimos tenía su nombre en él. Le dedicamos a ella cada uno de ellos. Nos emocionaba mucho el llamarla para contarle y poder recibir de su boca un: “Gracias a Dios mi amor” o un “lo lograste mi vida”. Les juro que el premio se quedaba corto en comparación de lo que sus palabras me hacían sentir.


Mi ángel, ante cualquier dificultad, siempre tenía un buen consejo o una palabra de aliento para dar. Tenía una sonrisa que nos invitaba a salir adelante. Una sugerencia dada con mucho amor, con mucho tacto, para que nosotros decidiéramos bien sabiendo que de esa forma podía empapar con ideas sobre cómo hacerlo mejor o cómo superarlo. Sus consejos siempre atinados, nunca fallaban, era una mujer sabia que conocía cómo hacer las cosas y cómo hacerlas bien.



Mi hermano y yo peleando por su amor, “¿Quién es tu favorito?” Y ella siempre respondió: “a los dos los quiero igual”. Mi madre, mi motor, mi escudo del mundo, mi inspiración, mi fuerza, mi todo. La mujer admirable que trabajó duro toda su vida por mi, quien viajaba para ir a verme en donde quiera que yo estuviera. Ella llegaba a visitarme y siempre se hacía querer por quienes le rodeaban. Me visitó en Nicaragua cuando estudiaba el MBA y luego cuando trabajé allá fue de sorpresa. También fue a Ecuador a verme y a pasear. Siempre buscando estar a mi lado, nunca me falló y sé que ahora menos me fallará porque la tendre 24/7 conmigo.


Mi mami, la mujer más dulce, la que siempre me recibía con un abrazo, un beso listo para mi, con la que siempre cuento para todo, es este ángel del que les escribo hoy. No existen palabras para describirla mejor, solo puedo decirles que soy tan afortunada de tener una mami única como la que tengo, es un sueño hecho realidad tener este ejemplo de una gran mujer, contar con tantas anécdotas, historias, risas, alegrías y momentos felices con ella.





Dios me dió el gran honor de conocer y amar profundamente a este ángel, me formé en su vientre y escuché su corazón latir desde adentro. En sus manos me formé como barro para ser quien soy. Hoy escribo este post en su honor, en honor a mi ángel que he amado más que a nadie en la tierra, porque quiero recordar con detalle la alegría que Dios me permitió tener mientras estuvo a mi lado, pero como todo ángel, su casa no era la tierra, sino el cielo. Así que el 7 de abril del 2021, mi madre, fue llamada por Dios para regresar a su hogar y estar a su lado, preciosa, llena de luz y de paz como siempre lo había imaginado.


Me cuesta pensar en un futuro sin ella, sin sus abrazos, sin su risa y sin su amor. Sé que está conmigo en todo momento y lugar, ahora mi ángel me cuida y sé que me apoyará en todo momento, cómo siempre. Mi ángel se ha transformado, pero su esencia sigue siendo la misma. Por mi parte, buscaré hacerla sentir aún más orgullosa, buscaré que su vida trascienda a través de la mía y de los demás a quienes yo pueda ayudar.





Su amor por servir fue algo que impregnó en mi con tinta indeleble. Sé que ella se sentía mejor cuando ayudaba a los demás y a mi también me pasa igual, así que el reto para mi futuro es ser una hija ejemplar, llevando su luz a donde quiera que vaya. Reflejando lo que ella era y lo que dejó en mí, porque quiero honrar su vida y que todo lo que ella hizo en su vida se multiplique, germine y crezca.





“La Licenciada de Vides”, Lidia es este ángel, mi ángel, que es una gran madre, una madre que me duele profundamente perder físicamente pero que ahora está en todas partes, en todas las personas que alguna vez tocó con su sonrisa y su cariño, en aquellas pequeñas acciones que hizo desinteresadamente y que apoyaron a alguien que lo necesitaba, allí está mi mami y su amor infinito. Siempre estará con nosotros, viajando por el mundo, jamás la olvidaremos y honraremos con nuestras vida siempre su nombre.





Mi ángel, mi inspiración, mi mejor amiga, mi confidente y mi madre. Hoy desde la tierra te prometo no olvidarte un segundo de mi vida y honrarte en cada paso que de. Te amé, te amo y te amaré siempre.


Tu hijita amada Pao.



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