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El camino de las decisiones

Actualizado: 22 ene 2021



Por: Paola Vides


¿Te consideras una persona que le gusta fluir con la vida y que se adapta a los planes del destino o, por el contrario, una persona que le gusta tener todo bajo control, tomar las riendas de su vida y hacerse responsable de lo que suceda?


Seas de un lado o del otro, con o sin darte cuenta, todos los días tomas decisiones. Decisiones que impactan el resultado de tu proyecto de vida. Las decisiones del pasado influyeron en quién eres hoy y las decisiones que tomes hoy repercutirán en tu futura realidad.


En este blog quiero dejarte con el pensamiento de lo importante que es dominar el camino de las decisiones y la conciencia de lo que esto implica, ¿para qué?, Pues porque quiero que desde hoy tu decidas qué pasos dar y hacia a dónde darlos para llegar a donde tú quieres.


Yo soy fiel creyente de que aquellas cosas que están destinadas para ti, eventualmente, lo serán. Sí, quizá soy un poco ilusa pensando así, pero me gusta pensar que cuando algo es para mí, la vida me va dando cierta intuición y me va haciendo sentir cuando empieza ser el momento de ir por ello, además que lo va atrayendo de una forma u otra.


Estoy segura que sabes de lo que te hablo. Esa sensación de que debes ir por un camino y no por otro, eso se siente desde el estómago y recorre el resto del cuerpo y es totalmente inconsciente. No sabes por qué lo sientes, o por qué es esa opción, quizá incluso va contra la “razón”, pero solo sientes que es lo ideal.


Así fue como tomé la decisión de irme a estudiar mi MBA al extranjero por ejemplo, porque varias cosas, entre ellas mi intuición, me indicaron que era el lugar y el momento correcto de hacerlo. No les mentiré, sí, sí sentí miedo, nervios y ansias pero también sentí la adrenalina de estar VIVA.


Con el tiempo he descubierto que tomar decisiones, trascendentales o “cotidianas”, es un juego que todos debemos jugar. Es ese mágico juego al que nos enfrentamos todos los días de nuestra vida. Que ganes o pierdas dependerá de que tanto te hayas preparado y que tan bien sepas jugar tus cartas.


Mientras más pasan los años la toma de decisiones se nos va dificultando esto se debe a que somos más “formales” o tenemos más “responsabilidades” que nos hacen dudar. Deudas, hijos, esposos y cualquier otra cosa o persona que te mantenga atado emocionalmente a ella. Y acepto que no es fácil y no será más fácil con el tiempo, así que, en este camino, el tiempo y momentum son clave.


Por eso hoy quiero compartir contigo estos 3 puntos en relación con el camino de las decisiones:


1. ¿Cuándo decidir?


Todos los días converso con profesionales que me comentan que han estado evaluando algo por un tiempo y que, por una u otra razón, les ha costado tomar ciertas decisiones. En el fondo saben que deben hacerlo, pero que están esperando a que TODAS las piezas estén alineadas, pero en realidad, “el momento perfecto” no existe las cosas nunca estarán del todo bien y eso hace que se estanquen y continúen en la víspera del “momento ideal”.


Pero, ¿qué pasa si las piezas nunca se alinean, y se quedan esperando a que suceda?, ¿eso significa que nunca van a tomar esa decisión que desde hace tiempo saben que es clave?


Porque si hay algo en lo que coinciden es que saben que es NECESARIO y que es EL MOMENTO, pero, el resto de las variables de su vida pareciera no encajar del todo…

Si te ha pasado, déjame decirte que el camino de las decisiones siempre será enredado y que recorrido siempre será mejor que perfecto. Entonces, debemos entender que las variables clave deben ser priorizadas para que estén en orden (por ejemplo, nuestras finanzas personales y nuestra familia) y dar el paso, aunque el resto no lo estén del todo (el trabajo o mis otros proyectos).


El rompecabezas no se armará solo, siempre debemos buscar alinear la base para que el resto empiece a fluir y a entenderse mejor.


2. Aceptar los “duelos” que el camino traerá


¿Qué dura esta palabra no? – Duelo – Normalmente la relacionamos a muerte, pero en realidad lo que la palabra representa es el “cambio”. Cambio de lo que fue y ya no será igual. Cambio de lo que ya no existirá después de tomar cierta decisión de forma parcial o definitiva.


Te pongo un ejemplo, digamos que estás evaluando cambiar de trabajo… por un lado sabes que pasarás por un “duelo” en el momento en el que ya no verás a tus compañeros de trabajo, en el momento en que ya no comas en la cafetería o ya no te parquees en el mismo lugar. Claro, serán diferentes momentos de aceptación al estar en un nuevo lugar. En ese proceso sufrirás un duelo porque ya no será nunca igual… por otro lado, sabes que el cambiarte de trabajo te ayudará a seguir creciendo, a seguir avanzando, así que sabes que se acerca el momento de decidir que es lo que quieres.


Para todos es difícil tomar ciertas decisiones sobre todo cuando sabemos que cambios vendrán con ella y que tu vida pasará a otra etapa.


Es importante no rechazar ese sentimiento, esta tristeza que es natural. Sino más bien, apreciarla y aceptar que estás pasando por un cierre y que viene una nueva etapa. Y así, poco a poco tu nuevo “normal” será más normal que nuevo, (bonito juego de palabras ¿no?)

¿Sabías que el principal competidor de tu vida no son los otros profesionales, sino tu status quo? Debes luchar contra él a como dé lugar.


Lo que quiero dejarte con este punto es que cuando tomas una decisión muchas cosas cambian, pero el que finalmente va a cambiar más eres tú y si es una decisión difícil pero buena al final, tú también lo serás.


3. ¿Quién vivirá el resultado de esta decisión?


¡Qué fuerte este punto! porque sé que muchos tenemos que tomar en cuenta a otras personas antes de tomar la decisión, ya sea porque esa persona se quedará en nuestra vida y nuestra decisión también le afectará o porque debido a esta decisión ya no estarán más con nosotros.


¡Qué duro, cuando no depende todo solo de nosotros y con nuestras decisiones afectamos a alguien más! Pero esto me hace recordar una anécdota: Un profesor de mi escuela me dijo un día; “Miguel (nombre ficticio) ya no está con su novia, han terminado” y mi reacción lógica fue contestarle: “¡qué pena, qué triste noticia!” y él me respondió “¿por qué triste?, deberíamos estar felices por ellos, porque vendrán nuevas cosas para ambos, porque aprendieron mucho juntos y ahora podrán llevarse esos aprendizajes con ellos hacia sus próximas relaciones y cada uno buscará su felicidad” y este pensamiento me dejó analizando: la decisión que tomamos, quizá pueda verse por un lado dura y difícil pero, por otro lado, puede ser algo que debió ser así y que nos sirvió para avanzar. ¡Qué dicha que tuvieron la valentía de poder decidir eso por los dos, para seguir creciendo, aunque por separado y no renunciar a ellos mismos por no lastimar al otro!


Las decisiones profesionales, muchas veces, nos hacen pensar en muchos escenarios en cuanto a las otras personas: ¿Qué sentirá mi pareja?, ¿Qué pensará mi jefe?, ¿Será que mis papás me van a apoyar? Y nos da miedo compartir lo que realmente anhelamos por miedo a lastimar a otros y buscamos la aceptación de los otros para dar nuestros pasos. Pasos que son únicamente nuestra responsabilidad dar o no dar.


Pero te imaginas, ¿cómo sería la vida si todos tomamos decisiones pensando en nosotros mismos antes que todo y que todos?, ¿qué pasaría si los demás hicieran lo mismo?, ¿crees que seríamos más felices?


Yo pienso que sí, quizá la otra persona más bien se alegrará por mí, porque sabe que estaré persiguiendo mis sueños y siendo más feliz cada día. ¿Y si no me apoya?, pues será SU decisión, no la mía.


¿Y qué pasa si el resultado de esa decisión es positivo y beneficia a las otras personas?, pues claro, el beneficio se multiplica y el riesgo y el mal rato se olvida…


Llamame un poco egoísta, pero pienso que si debo pensar en alguien antes de tomar una decisión siempre debe ser primero en mí misma, porque sé que estando bien yo, siendo feliz yo, amándome yo, podré estar feliz con los demás y podré avanzar en el camino que yo decidí y que a mí me inspiró en su momento.


Y con esto cierro este blog, retomando el pensamiento del inicio, entre quien deja que todo fluya y el que decide todo. Mi consejo es que haya un balance entre los dos, siempre con un plan de en dónde me veo o qué quisiera estar haciendo.


Que al momento de tener que tomar decisiones sobre todo profesionales y “difíciles”, le pongas atención a tu intuición y que esa sensación prevalezca, siendo capaces de tomar pequeñas decisiones cada día, pequeños momentos cada día que me acerquen a mi decisión, haciendo mucha introspección y analizando la situación… pero también dejando que las cosas se vayan armando y fluyendo hacia el lugar en el que realmente debemos estar.


Recuerda, hecho es mejor que perfecto. Te deseo un camino difícil de recorrer, con muchas peleas contra tu status quo, pero con un paisaje hermoso que te enamore y que cuando llegues a tu destino puedas decir “lo logré, porque yo lo decidí”

Cuídate, toma pequeñas decisiones cada día y pronto estarás allí…


Con cariño,

Paola


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