Te has imaginado que algún día llegaras a tener COVID-19, ¿cómo te sentirías?, ¿quizá ya pasaste por esa experiencia o quizá algún amigo o familiar pasó por ella?... sabes que sí, sí es difícil, pero, ¿qué cosas positivas podemos sacar de esta enfermedad? y este, es mi testimonio
Por: Paola Vides
Quien hoy te escribe, tuvo la experiencia de ser positiva hace poco tiempo y viví la experiencia al 100%, sola, apartada de mis seres queridos, sintiendo la incertidumbre de no saber qué está pasando en tu cuerpo y cómo lo vas a superar… y en esas noches cuando todo estaba en silencio pensé en compartir contigo lo que sentía y pensaba y darle vuelta a lo negativo y así como este virus, sacar algo positivo y, en este blog, podrás leer los 3 puntos más importantes que encontré durante este tiempo:
1. La fragilidad de la vida
Creo que para los jóvenes y/o jóvenes adultos es raro pensar en “la muerte”, quizá uno piensa en la de algún familiar lejano y mayor con alguna enfermedad grave, pero pensar en la propia muerte, es algo difícil de asimilar y dimensionar.
Cuando tienes COVID, la idea de la muerte sí llega a tu cabeza y de forma constante, sobre todo cuando estás pasando una mala noche, y en esos momentos te das cuenta de lo frágil que eres y de lo rápido que todo puede cambiar, de un momento a otro, y piensas en lo que dejarás en el mundo y te preguntas:
¿Dejé huella en alguien? y/o ¿De alguna forma seré recordado?
Y quisieras tener más tiempo. Sí, lo único que te imaginas pidiendo es MÁS TIEMPO, lo demás, pierde relevancia, pierde enfoque, pierde interés, porque sabes que con más dinero o con más lujos, igual no tendrías el tiempo para disfrutarlos. Y piensas que quisieras tener más tiempo para pasar con quienes amas y hacer algo más por otros.
De repente el COVID te sacude y te hace valorar quién eres, que has hecho y qué estás haciendo que VALGA la pena vivir y esa, ya es una gran enseñanza.
2. La soledad y la pausa
Definitivamente, el pensar en “la soledad” asusta y es por eso que muchos buscamos constante compañía, con amigos, familia, el trabajo, etc. Pero, ¿qué pasa si por el bien de todos, la soledad es obligatoria?
Como todo, al principio, hay un temor grande y una tristeza natural, pero mínimo son 14 días los que tienes que pasar encerrado, entonces, ¿qué otra opción existe?, dos caminos:
Te estresas y te desesperas porque todo anda mal y estarás solo muchos días
Tratas de encontrarte a ti mismo ese día y al día siguiente y al siguiente…
Y como la idea de este post es pensar en POSITIVO, ¿qué pensarías si tienes 14 días para pensar en ti mismo y solo para ti? Por primera vez en mucho tiempo tienes el tiempo que antes anhelabas para trabajar en ti. Regresando al punto 1, todo parte de allí. El trabajo se detiene, los amigos se detienen, la familia se detiene pero tu vida, esa no se detiene.
Entonces, ¿con quién te quedas? contigo mismo y es un gran momento para plantearte ¿cómo te sientes con tu vida?, ¿qué estás haciendo, hacia a dónde vas y con quién vas? Después del tercer o cuarto día es como un descubrimiento que a pesar de cómo te estás sintiendo de salud, te da un espacio ÚNICO para reflexionar y plantear lo que harás cuando salgas de ese encierro y cómo te seguirás comiendo al mundo.
3. Apreciar y cuidar tu cuerpo
No tienes idea lo mucho que valoré cómo mi cuerpo luchó contra este virus, dije, ¡wow! de verdad que dependo de que mi cuerpo esté bien para continuar adelante… y ese fue un momento de descubrimiento que quizá mucho tiempo había pasado por alto.
Si bien, me dedico a hacer ejercicio de forma regular (porque me siento bien haciéndolo) quizá el enfoque era más de verme “bien”, que es el que normalmente uno busca, pero, al ver por cada una de las etapas que mi cuerpo pasaba en ese momento, descubrí que aunque uno se prepare, estudie, se esfuerce cada día, si tu cuerpo no está sano, NADA está sano.
Entonces, me dediqué a agradecer a cada uno de mis órganos por su trabajo diario (sin que yo me dé cuenta) y de lo bien que trabajan aún cuando yo no le dedico el cuidado que requiere y no te miento, sentí tristeza de pensar como daba por “sentado” todo y cómo puedo decidir agradecer y valorar más mi salud CADA DÍA.
¿Te has puesto a pensar cómo tu corazón palpita todo el día, todos los días y noches, sin que tú ni siquiera lo notes?, o ¿cómo tus pulmones están activos y trabajando cada segundo? pues ese es el tipo de pensamientos que en ese momento suceden y que valoro y aprecio que hayan venido a mi mente porque hoy puedo compartirlos contigo.
En resumen, las 3 enseñanzas que esta enfermedad deja son para futuro y sé que es una enfermedad muy difícil, muy triste y quizá para algunos ha sido el fin de todo. Pero quitando los estigmas, el dolor y el miedo, quiero que pienses siempre en lo positivo, en el aprendizaje y ,como todo, en la enseñanza que un momento así puede dejarte.
Ojalá que no te enfermes y que siempre estés sano, pero, sí que puedas vivir a través de mi experiencia y aprender de lo que yo aprendí.
¡Te deseo un excelente año 2021 y cuídate, mantente sano!
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